Tradicionalmente, las prendas de compresión han sido empleadas como técnica terapéutica para facilitar la recuperación en el post operatorio de algunos pacientes y, posteriormente, en el campo de la cirugía estética. Hoy su uso es común por parte de deportistas, profesionales o no, que quieren mejorar su rendimiento muscular. Es uno de sus grandes beneficios, aunque no el único.
Su efectividad las llevó a ser tratamiento común en el campo de la Medicina para evitar hemorragias, facilitar el retorno venoso, disminuir el edema o incluso calmar el dolor. Sin embargo, no fue hasta los años 90 del pasado siglo cuando se observó que las prendas de compresión podían ser también de gran utilidad en el ámbito deportivo al mejorar el rendimiento muscular y facilitar una recuperación más rápida tras el esfuerzo. Desde entonces y hasta hoy, la proliferación de este tipo de prendas ha sido tal que su uso es ya casi obligado en algunas disciplinas deportivas como el atletismo, el fútbol o el ciclismo.
Calcetines, medias, musleras, pantorrilleras… la lista de prendas es cada vez más amplia y se adapta a las necesidades que requiere cada actividad deportiva. Pueden ser utilizadas tanto en los entrenamientos como en competición y cada vez es más habitual emplearlas durante las fases de recuperación.
Algunas de las ventajas de las prendas compresivas son:
- La presión ejercida comprime las venas y activa el retorno del flujo sanguíneo.
- Incrementa el aporte de oxígeno al músculo y ayuda a eliminar las toxinas con mayor rapidez evitando la hinchazón.
- Reduce el impacto y la vibración de los músculos.
- Acelera el calentamiento y, por lo tanto, reduce el riesgo de sufrir lesiones musculares.
- Retrasa la fatiga muscular, previene posibles sobrecargas y minimiza la aparición de calambres.
- Reduce la posibilidad de sufrir agujetas tras el ejercicio.
- Incide de forma positiva en la recuperación de los músculos dañados o trabajados durante el ejercicio.
- Mantiene constante la temperatura ideal del músculo con independencia de la temperatura exterior minimizando el riesgo de posibles lesiones.
- Protege la piel de los efectos nocivos del sol al repeler los rayos ultravioletas.
- Evita rozaduras y facilita el movimiento gracias a la ligereza y a la adaptación total del tejido a la estructura corporal.
- Repelen la humedad, son transpirables y convierten el sudor en vapor incrementando la sensación de comodidad.
A la hora de adquirir una prenda compresiva es importante seguir las recomendaciones de su fisioterapeuta o técnico ortopédico, especialmente en lo que a la elección de la talla se refiere para conseguir que la presión ejercida sea la correcta. Además de su uso en el deporte, las prendas de compresión son también especialmente recomendables para aquellas personas que, a causa de su trabajo, han de permanecer muchas horas de pie o en movimiento o para aquellos que viajan con frecuencia y sufren molestias e hinchazón en las piernas.