La terapia narrativa ha sido para Norah Barranco la herramienta más eficaz para afrontar el llamado dolor por el miembro fantasma. Se calcula que el 80 por ciento de las personas amputadas se ve afectado por este dolor físico y emocional que ‘mina’ la calidad de vida del paciente. En su libro “En busca de la sirenidad”, Norah relata sus vivencias y cómo la escritura le ha servido para reinventarse.
De las crisis nacen las oportunidades, aunque nadie dijo que para llegar a ellas el camino fuera fácil. Norah sabe bien lo que cuesta. Ha sido mucho el esfuerzo invertido en reconstruirse. En rediseñarse. Y en este proceso tenía dos opciones: “en esta vida o eres víctima o eres superviviente”. Aunque fuera más duro, eligió lo segundo.
Hace algo más de tres años a Norah le amputaron la pierna izquierda. Cinco diagnósticos de condrosarcoma mixoide no dejaban otra posibilidad si quería vivir. Y tras someterse a la intervención, comenzó el duro proceso de adaptarse a una nueva vida y, lo peor, a un nuevo compañero de viaje que todavía hoy sigue recordándole, de cuando en cuando, lo vivido.
“El dolor del miembro fantasma es un dolor neuropático. El cerebro sigue emitiendo mensajes a una parte de tu cuerpo que no existe y la forma en que responde esa parte ya ausente es a través del dolor”. Dolor para el que no hay tratamiento farmacológico totalmente efectivo, si bien es cierto que algunas técnicas o terapias sí que ayudan al tratamiento psicológico del mismo.
“Fue difícil de asumir. Al dolor físico y emocional por la amputación se sumaron problemas en otras facetas de mi vida: la ruptura con entonces mi pareja y padre de mi hija, la falta de trabajo…”. Y es en este contexto cuando Norah encuentra la oportunidad de convertirse en superviviente. “En sirena del pie a la cabeza”, sonríe.
“En busca de la sirenidad”
“El dolor fantasma se asemeja mucho al desamor. Duele lo que ya no está. Creo que esa metáfora es lo que mejor define lo que sufre la persona amputada”, explica.
Un año después de la intervención, Norah se embarcaba en la redacción de “En busca de la sirenidad o el arte de eludir el dolor del miembro fantasma a través de la escritura”. El libro, concebido como trabajo final de un máster sobre Investigación en arte, música y educación estética, le acercó a la terapia narrativa como la fórmula más efectiva para afrontar el dolor. En él, además de cuestiones técnicas sobre esta afección, recoge sus vivencias, el proceso vivido hasta llegar a reinventarse y convertirse en la Norah actual. “Tras la amputación, el cambio ha sido total. Cambio de ciudad, de nombre, de estilo, de trabajo… Y en lo personal, también. He aprendido a estar en el momento presente, a ir más despacio por la vida, a saborearlo todo, a ser consciente de que cada paso es una victoria y a comprender que los límites están principalmente en la cabeza”.
La escritura, y el arte en general, aplicados como terapia ayudan al paciente en la ‘sanación’ y afrontamiento del dolor y el estrés que genera no sólo el dolor del miembro fantasma, sino cualquier enfermedad. Se trata de escribir no sólo sobre uno mismo. A veces basta sólo con escribir por escribir para conectar con el interior. Escribir para crear nuestra realidad, estructurar el pensamiento y observar desde fuera miedos, problemas y sentimientos. “En mi caso, la escritura me ayuda a distraer la mente, a centrar la atención para frenar el dolor. A abrir nuevos caminos para no entrar en barrena y a reconciliarme conmigo misma”.
“Cuando escribo a mano, sobre un cuaderno, como ahora, creo que me parezco un poco a mi padre en el acto de probar el bisturí eléctrico, pues la escritura abre y cauteriza al mismo tiempo las heridas” (Millás, 2007, p.8)