Cada año se registran en España unas mil lesiones medulares, de las que unas trescientas son provocadas por accidentes de tráfico.
Cada año se registran en España unas mil lesiones medulares, de las que unas trescientas son provocadas por accidentes de tráfico. Fernando Cañada Castillo (Torredonjimeno, 1978) forma parte de esas estadísticas que, más allá de números y cifras, recogen la historia de personas a las que, un día, la vida le da un giro de 180 grados. En el caso de Fernando, el contador se puso de nuevo a cero un 21 de julio de 2004. “Trabajaba como chófer de un tráiler cubriendo la ruta Madrid-Málaga. Me quedé dormido al volante, el camión volcó y no llevaba puesto el cinturón de seguridad”, recuerda. La consecuencia fue una lesión medular no completa que le ha permitido mantener algo de movilidad en los hombros y brazos. “Lo suficiente para poder llevar la silla y poco más”, explica.
Fernando nos recibe en el chalet que tiene a las afueras de Jaén. Desde su silla puede abrir puertas, encender la televisión o el ordenador. “Aquí cuento con muchas ayudas, pero es nuestra vivienda habitual la que está perfectamente adaptada. Tardamos 6 años en encontrar un piso totalmente accesible”. Según explica, gracias a la aplicación de la domótica puede desenvolverse en su hogar con mayor autonomía. “Desde la silla, controlo luces, persianas y distintos aparatos eléctricos. Hoy día existe una gran cantidad de ayudas técnicas que nos facilitan el día a día, aunque, desgraciadamente, por su precio no están al alcance de todos. El dinero, sin duda, hace menos complicada la discapacidad”.
Aesleme
Tras tres meses en la Uci del Hospital de La Paz de Madrid y un año en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, Fernando regresa a Jaén. “Al tiempo de estar ya establecido surgió la oportunidad de participar en una actividad de sensibilización organizada por Fejidif junto con otras personas con discapacidad”. Era la primera vez que Fernando contaba su experiencia. No sería la única. “Coincidiendo con la entrada del carnet por puntos, me enteré de que Aeslema, la Asociación para el estudio de la lesión medular espinal, iba a poner un marcha un proyecto de formación y sensibilización en materia de educación vial. Contacté con ellos y me ofrecí para colaborar”. Desde entonces, Fernando ha impartido ya cientos de charlas entre centros educativos, la Universidad e, incluso, el centro penitenciario Jaén II. “El objetivo es concienciar, sobre todo a los chavales, de lo importante que es la prevención para evitar una lesión medular”. La mayor parte de estas se producen en accidentes de tráfico, pero también por malas zambullidas en piscinas, deportes de riesgo o caídas, casi todas evitables. “Queremos hacerles ver que han de ser precavidos. Después, ya no hay cura”.
Enfrascado en la preparación de las charlas y cursos que imparte, el tiempo que no dedica a la formación se lo “roba” Lola, su hija de 3 años. “Muchos piensan que cuando te ocurre una cosa como ésta la vida se acaba. No es cierto. Hay soluciones para todo. Es cierto que empezar de nuevo no es fácil, pero si no te lo tomas con humor y con ganas, ¿qué te queda?”.