Más de mil millones de personas en el mundo tienen algún tipo de discapacidad, es decir, una de cada siete. De ellas, el 80 por ciento vive en países en desarrollo. Además, más de cien millones de la cifra indicada anteriormente son niños. Los datos, refrendados por la Organización de Naciones Unidas, reflejan la importancia de un sector de la población que, sin embargo, en pleno siglo XXI, sigue sufriendo las consecuencias de la discriminación social, laboral, cultural o educativa.
Son, según Naciones Unidas, “la minoría más grande del mundo”, el 15 por ciento aproximadamente de la población mundial. Pero, a pesar de que 153 países de todo el mundo firmaron la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, lo cierto es que, a día de hoy, son muchos los ejemplos de vulneración y discriminación que impiden la plena integración de las personas con discapacidad.
Con el fin de desmontar prejuicios y de formar sobre la realidad de la discapacidad, desde 1992, cada 3 de diciembre, se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Sobre la mesa, cada año, las demandas y reivindicaciones de un colectivo en situación de especial vulnerabilidad. Las organizaciones que los representan así lo denuncian: a los problemas para lograr su incorporación al mercado laboral o a la actividad social, a las barreras arquitectónicas y a la estigmatización del colectivo, hay que añadir el mayor riesgo que las personas con discapacidad tienen de sufrir violencia (los niños, por ejemplo, con algún tipo de limitación tienen hasta cuatro veces más probabilidades de sufrir violencia que los niños no discapacitados).
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“Queda mucho por hacer para que las personas con discapacidad puedan desarrollar todo su potencial como miembros iguales y valiosos de la sociedad. Hay que eliminar los estereotipos y la discriminación que perpetúan su exclusión y construir un entorno accesible e inclusivo para todos”. Las palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su discurso para la celebración de este 2016, resumen las demandas que las personas con discapacidad llevan planteando, desde hace años, a empresas, administraciones y a la sociedad en general. En este sentido, la reciente celebración del Día de las personas con discapacidad ha servido para reiterar el mensaje de que la construcción de una sociedad justa e igualitaria pasa, obligatoriamente, por eliminar cualquier tipo de barrera que frene su integración o que impida el desarrollo de una vida normalizada y de calidad.